El diseño sostenible es un término que se remonta a los años 80. Apareció por primera vez en el Informe Brundtland, publicado en 1987 por la Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas. Allí se definió el diseño sostenible como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. El informe también enfatizó la importancia de la interconexión entre el desarrollo económico, social y ambiental, resaltando la necesidad de una multidisciplinariedad.
Revisa el informe Brundtland oficial acá: https://www.are.admin.ch/are/en/home/media/publications/sustainable-development/brundtland-report.html
El diseño sostenible es un tema que he tocado múltiples veces en conversaciones con colegas, docentes, artesanos, amigos diseñadores e indígenas, y siempre terminan las conversaciones estrellándose con la misma pared:
“¿Cómo viven y compiten nuestras propuestas y proyectos sostenibles en el sistema capitalista?”
Tenemos la impresión de que el capitalismo y la sostenibilidad son antónimos. Pero según Ben Shepard, experto en diseño sostenible que ha trabajado con más de 30 empresas líderes del mundo en programas de innovación, la definición de capitalismo está cambiando. Ahora se tiene en cuenta que el medio ambiente ya no es un recurso de acceso libre, ilimitado y gratuito. Se le está dando un precio a los recursos y a la contaminación, para enviar el mensaje correcto al mercado y apoyar propuestas y proyectos sostenibles.
¿En América Latina, cuál es la perspectiva sobre la implementación de prácticas sostenibles y ser un consumidor consciente?
El economista Esteban Reina, estudiante de la Universidad de los Andes, nos cuenta que poco ha escuchado sobre este tema. El tema no se aborda porque Colombia es uno de los países con las emisiones de CO2 más bajas. Por lo tanto, la percepción es que la responsabilidad ambiental debería recaer en los países que más contaminan, ya que los esfuerzos locales serían muy costosos y su efecto insignificante. El problema es que esta misma línea de pensamiento ha llevado a los consumidores de moda rápida a seguir dando su dinero a las grandes empresas, trasladando la responsabilidad y la culpa a los principales fabricantes extranjeros mientras ignoran a los pequeños fabricantes y consumidores.
Como diseñadora textil colombiana, difiero con esta perspectiva y opino, en cambio, que el cuidado medioambiental es un proyecto colectivo. Es nuestra responsabilidad también, como consumidores, diseñadores y dueños de pequeñas empresas nacionales, alinearnos con las propuestas del diseño sostenible.
¿Cuáles son los retos a los que nos enfrentamos que llevan a que el diseño sostenible se mantenga nicho?
1. La importación inconsciente de productos: Se esta importando sin preguntarse si podemos autoabastecernos, lo cual deja sin apoyo a la industria nacional.
2. La falta de promoción y respaldo a los procesos artesanales nacionales: Esto limita su posibilidad de formar industria y competir con los productos importados del fast-fashion.
3. Competencia desleal: Es extremadamente bajo el costo del producto importado, debido a su fabricación mediante procesos altamente contaminantes y su mano de obra injustamente pagada. Llevando a que sea imposible competir con una producción consciente y artesanal.
De la mano con el economista nos preguntamos:
¿Qué necesitaríamos para incentivar el crecimiento de este futuro sostenible?
1. Creación de campañas que informen al consumidor local sobre el “true cost” del fast-fashion y sobre la responsabilidad ecológica y social que tenemos dentro de la producción local.
2. Incentivos al trabajo colaborativo y multidisciplinario con biólogos, científicos, antropólogos, etc. Ya no es viable que los diseñadores y artesanos trabajen aislados; necesitamos movernos a formas de trabajo horizontales que promuevan el intercambio de conocimiento e impulsen la innovación de materiales y procesos sostenibles.
3. Apostarle al diseño regenerativo: Este tipo de diseño tiene sus raíces en la ecología y en la búsqueda de no solo minimizar el impacto negativo en el medio ambiente, sino también restaurar, renovar y revitalizar los sistemas naturales y sociales.
4. Generación de políticas locales para subir las tarifas de importación en productos que pueden tener un bajo costo económico pero tienen un alto costo social.
5. Aumentar nuestra producción: Puede parecer contraproducente, pero es necesario llenar la demanda que está supliendo ahora el mercado extranjero. Para llevar esto a cabo, lo clave es primero crear a través del trabajo de innovación multidisciplinario, procesos y materiales que nos permitan producir una mayor cantidad de productos sostenibles al menor precio posible. Ese es el reto. Sin estos cambios, el diseño sostenible seguirá siendo un nicho y no podrá competir por atraer a los consumidores del fast-fashion que desean encontrar con mas facilidad opciones responsables.
Conclusion
El diseño sostenible dejará de ser un nicho cuando se adopte una visión integral y multidisciplinaria que involucre a todos los actores del sistema económico. Para ello, es crucial que los consumidores, diseñadores y empresarios locales en Latinoamérica se comprometan activamente con prácticas responsables y sostenibles. La implementación de campañas educativas sobre el verdadero costo del fast-fashion, el fomento de la colaboración interdisciplinaria y la creación de políticas que favorezcan la producción nacional son pasos esenciales. Solo a través de estos esfuerzos coordinados y un cambio de paradigma en la percepción y valoración de los recursos ambientales, el diseño sostenible podrá integrarse plenamente en el mercado capitalista y competir de manera efectiva con las propuestas del fast-fashion.
Para los interesados en seguir indagando sobre maneras de repensar e imaginarnos un futuro sostenible. Te invito a leer el blog post: ¿Valdría la pena redefinir los ‘textiles de lujo’ comparando sus significados en América Latina versus en Europa? https://nudoypuntada.com/redefinir-textiles-lujo-america-latina-vs-europa/
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